BATIENDO ALAS De : Ingrid Pereira Mesecke, 17 marzo de 2015.-
BATIENDO ALAS
El amor quizás es...una poesía.
Un sustantivo, una frase, un verbo.
Una acción que nadie sabe a medias
conjugar.
El amor no es tu mano, ni mi mano.
Ni tus ojos puestos en los míos.
Es el calor de tu conexión en mi conexión.
De tu latido en mi corazón
De tu sentir en mi sentir.
De tu ir en mi vuelo.
Y de tu vuelo en mi huída.
Canto, amapola y sabiduría.
Regugio de la nieve en tu borrasca,
de la arena que llena tu caracola.
De tu sol en el mismo espacio de mi
horizonte.
Y del viento que rasga el velo de mi cara.
Como máscara se describe tu risa
en el papel, en el pergamino.
Y no es más que tu cuento infantil en el
juego de niños.
Tus manos rotas y la arcilla de mi vaso.
Eso es tu amor, mi amor en la montaña.
En el giro del cóndor en el aire quieto.
Donde lo puedas ver tú, dónde he de mirarlo yo.
Tu rostro, una lágrima al final y al principio.
El collar de cuentas viejas que se calló en el mar.
La botella en el naufragio, el vidrio, el lente,
la Primavera.
Tu silencio en la atrapada del pez.
Oblicuos, rasgados vidrios de colores.
Plata en las escamas que llueven sobre el río.
Tú, la noche, la almohada, la nube gris.
El amor es como el terciopelo.
Mácula suave de los pétalos de metal.
Es el agua del lago en tus ojos dormidos
Tus manos, atrapando el volcán.
Y sueño tu pequeño sueño
porque me lo has pedido
En alas de un pegaso en la oscuridad.
En onírico batir de plumas en el espacio.
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