jueves, 28 de agosto de 2014

ALGO DE MI

ALGO DE MI (A Valdivia )

28 de agosto de 2014 a la(s) 16:12
ALGO DE MI
a Valdivia

Tengo raíces ahí
donde baja el llanto
de la lluvia todo el tiempo.
Donde la fría estela de gris
corre por los tronco empapados.
Tengo historia ahí
escrita en los álamos blancos.
En los caminos de piedra.
En los juncos.
En los nenúfares de la laguna.
Tengo tiempo ahí,
de nubes negras.
De trenes.
De máquinas.
De rieles y estaciones.
De campanas gimiendo junto al río.
De lanchas.
De vapores.
Pescados, botes.
Una feria de hortalizas
donde crecen amapolas.
Vientos que llevan las olas
y barcos con cicatrices.
Tierra toda desmembrada
hundida en la superficie
por un Mayo telúrico
despertando codornices.
Tiempo de agua tengo.
De paraguas olvidados.
De mendigos medios locos
corriendo a pié pelado.
El "Chaucha Bruja ",
"El Pata de Lana"
El horrible " Viejo del Tarro".
Histroria de volantines.
De cisnes de cuello largo.
De puentes y avionetas.
De campos y huertos sembrados.
Alemania a media sangre
de buques que fondearon
en Corral Puerto marítimo
de "Altos Hornos" fraguado.
El "Helenne " desde Hamburgo,
colonos medio asustados
desembarcó en América
y una maleta en sus manos.
Tengo historia bajo el Puente.
De estrellas engarzadas
en una rama de notro
de rojas flores bordada.
Una mañana de luz
bajando por las quebradas
las hortensias me cantaron
infinidad de palabras.
Hoy el Puente "El Pontones "
está en faena parada,
el hombre abrío caminos
en donde anidaban las garzas.
Este tiempo ribereño
siempre pinta madrugadas
con añiles y amarillos
y alguna nubes rosadas.
Esta tierra es prodigiosa
en bosques,helechos y lianas,
es bendecida constante
por lluvias de tantas lágrimas.
Yo recuerdo mi infancia
en un roble bien parada
mirando al horizonte,
oteando en atalaya.
Los jazmines y faroles,
los Torreones del Alba.
Las Costas de Mancera,
"Los Molinos" y las playas.      




Con Derechos de Autor.
Stgo. de Chile 2014.-

LINEA MERIDIONAL

LINEA MERIDIONAL

28 de agosto de 2014 a la(s) 14:32
La línea meridiana de la concordia
¿dónde comienza ?
¿En que paralelo del hemisferio cerebral
se asoma,
para dar muestras de sentido común ?
Unas cantan para arriba,
otros bailan para abajo.
Unos suben edificios,
otros mugen epitafios.
Las manos frías.
Y esa claridad que asoma
por el álamo huacho.
Concreto gris de granito
junto con celeste cielo.
Y los Condominios parecen
cajas de fósforos apiladas en la arena.
Me llama la atención la bruma
que envuelve como anillo sombrío
cualquier histroria de mar
frente a la Costa de Pacífico.
Veo...entonces...alas delta,
parapentes multicolor que vuelan
allá arriba en donde se nutre la libertad
y acá abajo quedan los hombres ennegricidos.
Mar de plata, mar de espejo.
Brisa detenida en la noche de los tiempos.
En los tiempos de la noche.
Brisa detenida...en la tarde de Hospital
Se para el tiempo, como la paloma
en la Plaza Victoria de Valparaíso.
Esperándo no sé que cosa;
talvez unas migajas de pan.
Duelen las muelas a los pobres.
Y el quirófano se reserva para
la mujer voluminosa.
Marca de cara, marca de pecho,
de seno, de nalga, de pantorrilla,
también de sexo para el que no supo
que rol venía a jugar.
Curiosas sombras y geometría en el aire
del pantano
en las cuencas del humedal.
El lluvioso ánimo
se hizo prisa en la contienda de aluviones.
Donde borboteo la savia,
más que cualquier cosa
y dónde el unico detalle plausible
para el hombre nuevo;
fué la cuota de luna
en la noche estrellada.
El río de piedras.
Y el viento de abrigo.


miércoles, 27 de agosto de 2014

VOLTEANDO LA ESQUINA

Vengo del negro silencio.
De la llamarada roja
que flamea en mi alma apagada.
Del canto del los pájaros.
Del nado simétrico y ondulante
de los patos.
De las garzas blancas
que bañan sus plumas de río.
Vengo de este viento de frío
que habla de torrentes y telarañas.
Nardos que crecen agachados,
reverentes.
Nada es más triste que esta lágrima
amparada en el portal.
Estática en la ventana. 
Enrredada en las hojas sombrías.
Pero ya no duelen esos ojos fecundos
que se estrellaron en la corteza
de mis adultas pupilas.
Ya no duelen tus manos
porque igual son
mis corrientes,
mis venas ,mis cicatrices.
Los trozos compuestos
de esta vaga poesía.
Cantando el verso
para no masticar las raíces.
Porque no tengo más regalo
que el viento que transporta
este velo de abrazo y de caricia.
A tu tiempo de tierra y arcilla.
A tus patios de norte cobrizo.
A las flores que se calcinan
en las veredas.
Los recuerdos: tus risas.
Los dedos llenos  de banderas
y mariposas.
Y el viento que susurra
todo tu nombre
en la cuenca de este vacío.
Inmerso de lluvia deslabada.
Una lágrima no debería ser el regalo
para tu día de crecientes laureles.
Para adornar esos tus
tiempos de otoño
y volantines.
Nada es más triste que
este canto sin retorno.
Que este eco infinito
que rompe la montaña.
Nada es mas triste
que no oírte.
Quedo quebrada y herida.
El detalle es la tristeza, que sube
que baja, que cocovea.
Que hiere la prisa.
Que estrangula el arco
circular del aguacero.
Nada es más triste y alegre
que saberte sonriendo en este tramo
de lejana fantasía.
Donde los barcos de tus sueños
ya van volteando la esquina.


                 *******

lunes, 25 de agosto de 2014

VOY A DETENER EL TIEMPO

VOY A DETENER EL TIEMPO De:Ingrid Pereira Mesecke, Agosto 25 de 2014, Chile.-

25 de agosto de 2014 a la(s) 13:42
Voy a detener las horas.
No importa que el sol
cambie de costado;
y que la luna se salga
de su ritmo de rotación.
No importa que el pendulo del aire
gire desorbitado.
Ni que la gravedad dé un salto
desconocido.
Voy a detener el tiemo.
Voy a cortar todos los ciclos.
Los movimientos.
Las busquedas.
Voy a detener el tiempo
en esta hora.
En esta misma hora de sol.
De casi abrigo invernal
con solapas de hojas secas.
Con bordes de tierra mojada.
Voy a detener las horas
Porque me place la luz de este
tiempo brillante y húmedo
entre los ramajes blancos de los álamos
y los robles atestados de frío.
Los pinares abren sus paraguas
a las negras nubes que silban temporal.
Esos donde se mete la humedad
por debajo de cualquier rincón y piedra.
Entre el enhebrado azul que emerge
desde la comba del río.
Voy a cambiar el curso del viento
para que muevan sus melenas
los duraznos floridos
saludando a las caminos.
Y a los caminantes de lluvia
pese a cielo claro, a arcoiris que
que pinta cromados flecos de bruma.
Que cae, haciendo el semicírculo
donde festivamente iremos
a encontrar las gotas de oro
y el reloj universal.
Entre la pared de hortensias
amuralladas.




Con Derechos de Autor, Santiago de Chile 2014.-

DISTANCIA

DISTANCIA.

25 de agosto de 2014 a la(s) 11:38
Las distancias...
entrecortan los ciclos.
Las latitudes me apartan de ti
Y quisiera estallar como una rosa
o volar como esa mariposa
teñida de añil a tus manos.
Posarme ahí,
en el infranqueable arrullo de tu risa.
Cobijarme como nadie
en el amparo de tus ojos
en la verde pradera que lleva al río.
Pero nó
Todo es pasar y pensar
en el sueño lejano
de una historia de extranjeros.
¿Que somos, quienes somos?
Quisiera ser el arena
que pisan tus pies o el agua
que rumbea en el canto de la noche.
El abrazo se estrecha con la sombra.
El beso se queda mordiendo la luna.

domingo, 24 de agosto de 2014

Tarde de Azules

TARDE DE AZULES





La tarde caía apenas
vecina al romeral y a los
cuajados quesos con
pimentón verde.
Una tabla en la cocina
de roble.
De ventanas amarillas.
De rosas en el florero.
De voces escudriñando
las enrredaderas.
Y la guitarra sonando
adormilada,
ebria de vida.
Amontonando recuerdos ocres,
sobre las hojas muertas.
El ladrido del mar
y la fuerza
en el ronco graznido de un cuervo
Verdes marejadas, desde tu ausencia
hasta tu almohada.
Hasta la blanca espuma,
limite de tus pies.
Y tus manos y tus ojos
como llagas luminosas
de aguamarina pulida
Entonces ...
no supe leer los mensajes de tu abrigo.
De tu alcoba y de tu bolsón.
Vaciamos el cielo
con sábanas azules.
Con oleos de las pinceladas furtivas.
Con  besos provistos de alguna
tenue luz en el sillón.
Y no me daba cuenta que me
herías las faldas
a cada caminar tuyo sobre la escala vigía.
La casa azul, la madera
recogida con tus manos de calor.
El fuego, en la morisqueta del águila.
La tardanza en el miedo.
El triste mirar de un pez.
El estertor de un aterrizado avión
Juan Fernández queda del otro lado
de tu lluvia, allá donde las piedras
y pañuelos mojan la carne inerte