ENEMIGA De: Ingrid Pereira Mesecke, Noviembre 7 de 2013.-
Y seguirè aquì
aunque pase el viento
y doble mis rodillas como el bambù.
No me darè la pausa de caer.
No le prestarè el placer a la derrota.
Me declaro enemiga del rayo oscuro,
del làtigo sin fin que amordaza.
Que encadena las manos.
Que destruye.
Que atrapa, doblega y silencia.
No le prestarè ropa al miedo.
No subirè al carro de los fantasmas
de la muerte flaca y pavorosa.
No tropezarè con la profunda
grieta de la zozobra.
Porque no quiero
...simplemente porque no quiero.
Porque en mi fuero rebelde,
porque en mi fibra tosuda,
porque en mi arrancar de loba,
porque en mi huìda de àguila vespertina,
no le dejarè la puerta abierta a la negra fiera
que se esconde tras la nubosa cortina rota;
ahì donde no llega el sol, ahì donde la luz
es tragada por las sombras.
No...no perderè el equilibrio.
No...no perecerè en el subsuelo
atrapada entre el volcàn
y sus rojas manos caprichosas.
aunque pase el viento
y doble mis rodillas como el bambù.
No me darè la pausa de caer.
No le prestarè el placer a la derrota.
Me declaro enemiga del rayo oscuro,
del làtigo sin fin que amordaza.
Que encadena las manos.
Que destruye.
Que atrapa, doblega y silencia.
No le prestarè ropa al miedo.
No subirè al carro de los fantasmas
de la muerte flaca y pavorosa.
No tropezarè con la profunda
grieta de la zozobra.
Porque no quiero
...simplemente porque no quiero.
Porque en mi fuero rebelde,
porque en mi fibra tosuda,
porque en mi arrancar de loba,
porque en mi huìda de àguila vespertina,
no le dejarè la puerta abierta a la negra fiera
que se esconde tras la nubosa cortina rota;
ahì donde no llega el sol, ahì donde la luz
es tragada por las sombras.
No...no perderè el equilibrio.
No...no perecerè en el subsuelo
atrapada entre el volcàn
y sus rojas manos caprichosas.
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