Mecía el viento mis caderas
la luna resbalaba entera,
entre el agua y la sal,
mecía el viento mi cintura
y tú con la hidalgura
del trovador ancestral.
Nada hacía presagiar
la estampida de tu abrazo
y yo sola entre retazos,
de una luna azul y pura,
me quedé trémula y muda,
contemplando el temporal.
Ya tu beso se escapó,
como flor de noche entera,
que al bajar las escaleras,
tropezó en el pedregal
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