Eras...ese que desparramaba risas,
entre alondras y gaviotas,
eras...el que soñaba
castillos crepusculares de mar,
el que abarcaba
el sol con sus brazos,
el que con un gentil abrazo,
despertó mi temporal,
y por ser astuto y sincero,
casi de amor por tí muero,
agazapada en la orilla,
de una marejada amarilla,
entre tu beso y la mar
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