viernes, 18 de noviembre de 2011

DE CUENTOS (extracto)

"DE CUENTOS" (extracto) De: Ingrid Pereira Mesecke, Noviembre 16, 2011, CHILE

de Ingrid Pereira Mesecke, el Viernes, 18 de noviembre de 2011, 18:41

Se presentó en la realeza, con la simpleza de unas botas negras y una pollera raída que le llegaba a media pierna.

La atmósfera era fría, no sólo por el suave viento que se encaramaba sobre las verdes colinas y desde el mar, sino por el gélido recibimiento de las cortesanas de áquel castillo, que tenían sellos grabados en la frente,estigmas que la nobleza les había heredado por absoluta servidumbre de pasados familiares , todas de dulces y rojos labios, flores en el pelo dorado, manos finas, pese a que eran las que trabajaban como súbditas de Condesas y Duquesas muy refinadas, una que otra de estirpe un tanto vulgar, que se ponía a tono con las pompas de sus parientas más acaudaladas.

Dafne, entraba por el patio de piedra, trayendo las gavillas que le habían encargado para el ritual de los menesterosos, niños que por extrañas y fruncidas razones las nobles mujeres de la Comarca traín una vez por año a los comedores del Gran Rey.

Sus ojos grandes , su sonrisa franca, su angelical y moreno rostro era escrutado por las más jóvenes y veían en esa figura delgada y plena como a una discípula del demonio venida por sobre las colinas con su cargamento ensacado en bolsas de pita.

La miraban a hurtadillas, desde lejos, agazapadas por entre los bultos del forraje de los animales y cuchicheaban cada ves que la muchachita aceleraba el paso y gracilmente subía los talones en una especie de danza, contagiada por su alegría, para entregar los manojos que el pertinaz joven de los ojos claros ,recibiría de sus manos y de sus faldas, no sin antes reprenderla por su retraso.

Reía su piel morena entre los arbustos, con la alegría y la entrega de los que nada tienen y todo poseen , desbordana en su precariedad y ligereza.

Los campos producían abundantes frutos, el agua de los ríos serpenteantes pasaba mansa y libre por entre las rocas, las aves volaban impávidas surcando el cielo, la noche caía a borbotones sobre la bóveda celeste del cielo y las estrellas desparramaban su luz sobre los pobres techos de las casas.

· · · Compartir · Eliminar



No hay comentarios:

Publicar un comentario