el roce
la vida parece un collar que se hace
con cuentas y cobres
y cuerdas distintas,
una hilera de ahoras y antes
que a veces se abre
y se deshace
y vuelta a empezar...
la vida parece un camino
que cambia cada día,
como si delante un mago
lo construyera
según la lluvia de su alma,
un camino a veces bello
como un niño que ríe
sus cosquillas,
y otras terrible
y nada más.
la vida es un roce que ocurre
y bien está todas las veces,
hasta que nos parece pensar
y entonces es más: entonces
es una firma.
yo quiero los roces que me da la vida,
todas las caricias que ocurren:
la canción que llega lejana,
el grito del juego que no es mío,
la extraña que me empuja en el andén,
el aliento de tantos en la espera,
y tu mano que descansa
porque quieres dormir
y me dejas tu cuerpo...
porque cuando me roza,
la vida es mucho más que hambre y sigilo,
camina conmigo su sueño que crece,
su música de caballos y cordilleras,
de sábanas presas y amores de árbol,
que se agitan ajenos a mi mirada.
la vida es si mi piel permanece despierta.
no quiero dormir cuando los roces lleguen,
con su voz distinta porque soy distinto
en todas las llamadas de mi hambre.
no extiendo mi mano, aguardo,
como esa pared de piedra que se asoma
en los sueños y en los patios
para que ocurran los besos
y los agravios
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