LA TARDE EN EL SOL DE OTOÑO De. Ingrid Pereira Mesecke, Junio 6 de 2011.CHILE.-
LA TARDE EN EL SOL DE OTOÑO.
No eres más
que el Otoño empobrecido
de mis hojas rojas y amarillas,
sobre la cúspide blanca
de un nardo florecido.
Sobre la rosa pálida
que abre su boca ,
al viento dorado,
al clima de lirios.
No eres más
que la palabra altisonante
de mi grito.
Y por valles y montañas,
por escarpadas cumbres
y riscos,
busco tu mano errante
para amarrar mis caminos.
Sin embargo, estás sentado
entre el musgo amarillo;
y desde ahí
miras el mar...
que entra en tus ojos
como una silueta vaga
de tí mismo.
Como una tonada sigilosa
de tus penas y tus abismos.
Aquí estoy yo...
pero no me ves,
porque el horizonte recortó
todas las figuras visibles
y las enmarcó al precipicio,
explorando en pinceladas
de óleos azul y ambarino,
las grandes encrusijadas
de tus naves de artificio,
de tus juegos de romances
y tardes de tíovivo.
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